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miércoles, 26 de marzo de 2014

Parodia de Semana Santa (Parte I)

I

En aquellos días de calor el maestro F de Jesús decidió regresar a su aldea, montado en un borrico que le consiguió Santiago el chico, el más amado de sus discípulos en ese entonces, su ingreso lleno de buenaventura lo hizo por la aldea de Paso Blanco justo por la avenida recién reparada, esto ante el regocijo de los colonos lidereados por un tal Sergio Ramos, en lo que fue un auténtico domingo de ramos.
-¡Maestro!, lo están esperando los de la ganadera por la entrada de la calle Juárez- zalamero como pocos lo fue guiando para que no oyera a la gente que según el sahumerio que lanzaba vapores aromáticos a su paso opacaban los fuertes gritos lanzados por sus seguidores que en lugar de vítores lanzaban fuertes reclamos, “¡Queremos agua!, ¡Cumple tu palabra”, ¡Queremos más obras!”
Justo en el ingreso de la calle Juárez, un grupo de fariseos montados a caballo lo esperaban para increparlo como parte de la acaudalada Asociación ganadera, cada uno de ellos con palmas, y milpas en las manos, fueron siguiendo al maestro ante las multitudes que curiosas se arremolinaban a verlos pasar, fue Paquillo Mala suerte, hombre nativo del barrio de San Sebastián, quien colocándose a su siniestra le fue diciendo, “¡Mira F de Jesús! Toda esta gente que aún confía en ti y eres su esperanza para darles progreso, no los decepciones!, sin embargo Santiago el chico, que lo acompañaba junto a sus cobradoras de plaza la Yuri, y la Sofi, se acercó al oído para sugerirle, “¡Señor, no crea lo que le dicen, todo va bien y toda esta gente ha salido a la calle para adorarle.”
A su llegada al atrio, obsequiosos Orlando y Baudelio se acercaron a buscar ayudarle al mesías a bajar de su montura pero como es sabido por todos, el era de los que se montan en su macho y ni quien lo baje de ahí, sin embargo como agoreros del destino le alcanzaron a contar -“¡F de Jesús, cuídate que por ahí te andan buscando, son muchos hombres no te vayan a matar!”-