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sábado, 21 de abril de 2012

CONFESIONES DE UN CANDIDATO (Cuento)

Esa tarde le dijeron que sería el candidato a presidente municipal por un partido de extraño nombre, católico como siempre lo fue, decidió acudir con el cura a confesarse y contarle que todo lo que le fueran a contar de él durante estos días por venir, no le hiciera mucho caso, porque así son los enjuages de las campañas estas. 


-"Pues de seguro le van a venir a contar que estoy a favor del aborto, y de los matrimonios gay y a favor de la separación Iglesia-Estado ... pero nada va a ser cierto, porque ya ve usted, yo criado entre la milpa y el arado, si diosito me favoreció, yo no tengo que renegar de él, ni de sus sacrosantas enseñanzas" 

El cura lo escuchaba atento, mientras que el confesante soltaba de su ronco pecho que él, durante toda su vida fue honrado, pero si diosito lo iba a poner en un sitio de tentación, pues que lo disculpara mucho... -"¡Por que ya ve usted padrecito, la carne es débil y la tentación es mucha! y si es que voy a robar como los otros, pues nada más será lo necesario, no crea que me voy a agandayar el erario para dejar andando en un pie al municipio, aunque pues uno nunca sabe, ya ve que dios propone, el hombre dispone, y no falta alguna greñuda que viene y todo lo descompone!". 

Le pidió entonces al santo señor guía espiritual que no lo abandonara, que de ser posible comentara a su clientela que "Fulano va... y va derecho y no se quita!", que él a cambio estaría dispuesto a seguir yendo a misa todos los domingos, a terminar por bautizar a todos sus hijos, propios y ajenos, porque como hombre, pues reconoce tener sus ratos, y pues más pecado sería negarlos; además que cada año encabezaría la peregrinación del Santo Patrono, recibiría al obispo, y cuanta figura jerárquica del clero se apareciera durante su mandato. Pero que no se olvidara: que si hoy aparecía de candidato de otro partido que no era el suyo habitual –“No es porque cambio de bandera, sino por una necesidad, ya que el pueblo lo necesitaba, y pues ya ve usted padre, que hasta dios envió a su hijo a la cruz por el perdón de sus pecados, que no vaya yo tres años a gobernarlos para darles progreso, riqueza, y dos que tres gustitos que hasta ahora no podían darse". 

El señor cura, hombre sabio y acostumbrado a tratar con toda clase de mentes pecaminosas pidió al candidato calma, serenidad y raciocinio para poder aplicar lo que mejor conviniera a favor del pueblo, pero este replicó que ya no era momento para echarse para atrás, y si dios lo había puesto en ese camino, -"Pos ora sí que como dijo el presidente Echeverría ¡Puro Arriba y Adelante!" por lo que, tomando la mano del clérigo para besarla, se despidió y con un guiño le hizo saber que volvería para dar gracias por la posible intervención divina a su favor.


Roberto Gutiérrez F.

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